miércoles, 11 de noviembre de 2015





El primero de los 68 relatos en los que aparece Sherlock Holmes, "Estudio en Escarlata" se publicó en 1887. Se convirtió en el inmortal de la novela policíaca, le fue tan bien económicamente que en cinco años dejó la profesión de medicina para dedicarse a escribir. Murió el 7 de julio de 1930 en Crowborough (Sussex).

En mi opinión, todos sus personajes fueron brillantes, desde la creación de su Sherlock Holmes, hasta los personajes que le acompañan: su amigo bondadoso y torpe, el doctor Watson, que es el narrador de los cuentos, y el archicriminal profesor Moriarty. El autor basó sus creaciones en un profesor que conoció en la universidad con ingeniosa habilidad para el razonamiento deductivo. "El gran experimento del Dr. Keintplantz" es un relato algo cómico que particularmente a mí, me gusta mucho, donde el experimento del Dr. consistía en demostrar que el espíritu salía del cuerpo, y en una demostración ante la comunidad científica que le rodeaba, intercambió por accidente su espíritu con el del novio de su hija, joven dado al alcohol y el baile, y él, un anciano dedicado sólo al estudio y catedrático de la universidad. Es divertido seguir el desarrollo del relato cuando el Dr. Keintplantz llega a su casa con el cuerpo del novio de su hija, pero no lo sabe y el joven se va a divertir con el cuerpo del Doctor sin saberlo tampoco y se emborracha en el bar...


Parece increíble que una de las tareas que siempre quiso realizar, ARTHUR CONAN DOYLE fue matar a Sherlock Holmes. El personaje que le había dado éxito nunca terminó de ser su favorito, ya que realmente él quería escribir novelas históricas. Cuando lo mató en una de sus novelas, miles de personas empezaron a vestir de luto y casi 20.000 suscriptores al periódico en el que se publicaban las aventuras de Holmes, anularon su suscripción apenados por la muerte de uno de sus héroes. Recibió también miles de cartas de sus más antiguos seguidores pidiendo que sus detectivescas aventuras volvieran a la vida. Parece que los gustos del público y de Arthur no eran los mismos... 


Artículo escrito por Emilia Casas.

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