jueves, 24 de septiembre de 2015


En el mes de julio, publicaba un artículo en el que hablaba sobre la extrema izquierda. En uno de los puntos de dicho texto, decía lo siguiente:

“La superioridad moral que siempre ha creído tener la izquierda se acentúa aún más en el caso de partidos como Podemos. Sus ideas son las únicas aceptables, mostrando unos niveles de intolerancia preocupantes hacia los que no piensan como ellos. Su estrategia habitual es la de meter en el mismo saco a todos aquellos que están del centro hacia la derecha del espectro político. Todos son “fachas”, son el enemigo. Englobar al resto de opciones político-ideológicas en el mismo conjunto homogéneo les sirve para acentuar la división y el conflicto, para así plantear el “nosotros o ellos”. Esta hostilidad no solo la manifiestan hacia partidos políticos rivales, sino que también atacan a los medios de comunicación que tratan de dejarles en evidencia”

Poco después, muchos quedábamos consternados con la agresión que Inma Sequí, presidenta de Vox Cuenca, sufría a manos de tres radicales que la asaltaron al grito de “fascista”. Esta situación me hizo plantearme si, en ese artículo, hubiera sido conveniente hablar seriamente de intolerancia. Porque lo cierto es que este caso concreto, el de una chica de 19 años agredida por pensar diferente, nos abre los ojos ante una realidad más amplia que se trata de minimizar.

Desde hace años, hay una tendencia más que reprobable en este país a demonizar a todo partido, idea o persona que no coincida con el pensamiento socialista, de izquierdas. Los mecanismos para hacerlo son más que conocidos por todos: relacionar a ese partido/persona/idea con el franquismo o con los errores del Partido Popular. Catalogar a alguien con el calificativo de “facha” para despreciarle se ha convertido en algo común. Ahora bien, una cosa es rechazar, criticar e incluso despreciar por razones ideológicas y otra muy distinta es emplear la violencia, tanto física como verbal. Este paso que demasiados radicales se atreven a dar es, además de repugnante, muy peligroso.

Lo más curioso es que siempre se ha tachado a los “fachas” de ser  intolerantes, retrógrados y represores, entre otros muchos adjetivos de este tipo. Sin embargo, a la hora de la verdad quienes se comportan de acuerdo a estos calificativos son esos “angelitos” de la extrema izquierda, los que dicen ser los buenos.

Desde aquí me gustaría mandarles un par de mensajes a esos que piensan estar en posesión de la verdad absoluta. En primer lugar, les digo que sus ideas no valen más que las mías. Tu ideología no te hace ser superior a nadie. Ya estoy cansado de que parte de la izquierda mire por encima del hombro al resto. No tenéis la razón absoluta en nada. Es más, un poquito de lógica y sentido común no le vendría mal a vuestro pensamiento.

En segundo lugar, os ruego que tengáis un poco más de cultura política. Aprended qué es el fascismo y  qué es la derecha liberal. Quizás así os daréis cuenta de lo ridículo que es llamar “facha” a alguien de derechas, a alguien de Vox.

Pero no solo a la izquierda habría que llamarle la atención. También a los separatistas, que desde el País Vasco y Cataluña fomentan el odio hacia España: censuran el castellano, los símbolos de la Nación y marginan a aquellos que no enarbolan la bandera independentista. Se las dan de oprimidos, de colectivo maltratado por el Estado español. Vergüenza le debería dar al brazo político de ETA y a los golpistas de la Generalitat hablar de maltrato.

Hablemos de intolerancia, de acuerdo, pero señalemos realmente a los intolerantes. Hay muchos interesados en mantener la milonga de que la derecha es malvada. Así, pueden seguir justificando sus actos, por lamentables que sean. Total, si ellos son los buenos. ¿Quién se va a meter con los buenos?

PD: Por suerte, ni todos los socialistas ni todos los nacionalistas son así. Creo que todos sabemos qué sectores deben darse por aludidos.

Artículo escrito por Adrían Nicolás Doblas.
24 Sep 2015

2 comentarios:

Valentiana dijo...

Suma dentro de nada a Valencia donde este 9 de octubre ya no sonará el Himno de España ni podrán ejercer los militares su derecho a asistir a la bajada de l Real Senyera, ni rendirle honores. Donde han empezado ya ( con los 100 días en el poder) a quitar castellano de los colegios e instituciones públicas y se habla también de la rotulación de los comercios privados.
Son valencianos al servicio del odio imperialista Mas y compañia, radicales de 30 y pocos que ahora dirigen carteras de altos cargos.
Lloro por mi tierra, a la que si el pueblo no le pone solución ( los políticos nos abandaron hace mucho) en menos de dos años estarà irremediablemente en el camino que lleva hoy Cataluña y a la que sumaran a Baleares.
Mientras los que queremos paz y respeto por lo nuestro y por España somos ya los españolitos, fachas y franquistas, dando igual la edad que tengas o que no conocieras a Franco ni la República...simplemente España molesta y los españoles de bien si no nos defendemos seremos exterminados. Porque lo que se está viviendo en Valencia se llama colonización señores.

Anónimo dijo...

Bueno, supongo que Vox entonces no son fachas aunque pretendan volver a una sociedad franquista. Claro, porque Franco no era fascista y los nazis eran todos unos rojos.

No cuela macho.

Por cierto, aunque pudiera parecer, no todo en Podemos son así. Hay mucho pirado, pero dudo que más que en otros partidos, lo que pasa es que hacen más ruido y son más molestos, pero ya está.

Venga, un saludo.